
Entre los años 1940 y 1960, el cine egipcio vivió su época dorada. Fue una etapa creativa que fusionó música, danza y drama en un espectáculo cultural único que traspasó fronteras.
Me encanta conocer esta parte de la historia de la danza, creo que es muy interesante e importante para entender por qué la danza oriental es hoy en día tal y como la conocemos.
Vamos a ver los detalles.
Resumen
Sucesos e impacto de una era dorada
El cine egipcio floreció entre las décadas de los 40 y los 60, produciendo cientos de películas y convirtiéndose en la tercera industria cinematográfica más grande del mundo en los 50s.
Esto fue posible gracias a estudios como Studio Misr (fundado en 1935), y la creación del Instituto Superior de Cine en 1959, que consolidaron la infraestructura cultural y técnica del cine nacional.
El público soñaba frente a la pantalla: los cines —muchos de estilo art déco— eran espacios de encuentro, nostalgia y orgullo nacional.
¿Por qué el cine egipcio triunfaba tanto?
Esta etapa, conocida como la edad de oro del cine árabe, convirtió a El Cairo en centro cinematográfico de la región.
Con infraestructura propia y sólida, como Studio Misr (1935), Egipto se consolidó como la tercera industria cinematográfica del mundo tras Hollywood y Bollywood.
Con más de 85 cines en 1926, Egipto tuvo una industria similar a Hollywood, con infraestructura, talento y ambición.
La presencia del musical era total: casi la mitad de las producciones combinaba historias con canciones, lo que las hacía irresistibles y profundamente populares. Es decir, triunfaban, en gran medida, porque había música y danza.
Los géneros más populares eran los musicales ligeros, dramas románticos y películas para la gran pantalla: historias de amor, celebraciones y escapismo que conectaban con el público.
Fue un cine consciente de su tiempo y escenario postcolonial: crítico, modernista, reflejo social y cultural.
Hablamos de una industria estable, que elevó a actores de toda la región al estrellato.
El cine como trampolín para bailarinas
Llegamos a la parte interesante.
El cine incorporó la danza en casi un tercio de las películas producidas entre 1931 y 1961, reforzando la presencia escénica de bailarinas en la cultura popular.
Badia Masabni, fundadora del emblemático Casino Ópera en 1926, fue clave en esta transformación. Llevó la danza de salones íntimos a escenarios con orquesta, coreografía, vestuario y baile grupal coreografiado. Muchas bailarinas de su sala saltaron al cine gracias a ella.
Bailarinas que marcaron época
Samia Gamal
Samia Gamal es una de las grandes bailarinas de la época dorada. Bailaba en el Casino Ópera y apareció en más de 50 películas entre los años 40 y principios de los 60, transformándose en una de las bailarinas más icónicas del cine egipcio.
En 1949 fue proclamada “Bailarina Nacional de Egipto” por el rey Farouk, lo que la catapultó también internacionalmente.
Tahia Carioca
Formada en el Casino Ópera, desarrolló un estilo propio, mezcla de folclore y teatro. Su nombre artístico alude a la danza brasileña y su personaje “Bint al-Balad” sigue siendo referencia de fuerza y autenticidad.
Otras bailarinas destacadas
Nombres como Naima Akef, Nagwa Fouad o Zeinat Olwi también fueron protagonistas en pantalla, llevando danza, emoción y técnica al cine de su época.
La alquimia entre cine y danza
Lo que hacía mágico el cine egipcio dorado era su capacidad de curar vacíos culturales.
Las bailarinas no solo añadían presencia estética, sino valores de orgullo, empoderamiento y elegancia. Y esa magia sigue inspirándonos hoy.
En resumen
El cine egipcio de los años 40–60 no fue solo entretenimiento: fue cantera de talentos, crónica de una época, y fuente de cultura compartida. Por eso sigue siendo una fuente de inspiración para quienes bailamos desde el origen, el arte y el corazón.
Cuéntame, ¿Conocías esta historia sobre el cine egipcio y lo importante que fue para las bailarinas de la época?








