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Patricia Beltrán

Profesora de danza

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Cómo dirigir la mirada del público – Parte 1/2

Solemos pensar que el público mira donde quiere, pero no es así.

Al menos la mayor parte del tiempo los ojos del espectador se enfocan de forma inconsciente.

Y nosotras con nuestro cuerpo somos dueñas de dirigir su mirada hacia donde nos interese.

Este tema es muy interesante.

La mirada del público es cosa nuestra

La mirada del público es cosa nuestra. No son ellos que dirigen voluntariamente la vista a donde quieren. La mayoría del tiempo miran de forma inconsciente a donde parece que está sucediendo lo importante.

Nosotras somos las que debemos usar esto a nuestro favor y guiar al espectador para que mire donde nosotras queramos.

Hablemos de la mirada

Desde que venimos al mundo ya mostramos interés por los ojos y las miradas. Los bebés se sienten fuertemente atraídos. Un estudio que hizo Farroni en 2004 reveló que los recién nacidos prefieren caras con ojos grandes y abiertos que les miren directamente antes que las mismas caras con ojos cerrados o mirando en otra dirección.

Esto dura muchos años y Disney lo sabe. Lo probaron con Frozen y el éxito fue brutal. Hasta entonces las princesas habían tenido ojos normales, y fue en Frozen que las protagonistas, Elsa y Ana, aparecen con ojos enormes. Desde entonces han aplicado el truco a todos sus personajes.

Volvemos a los bebés y su pasión por los ojos. Hay un proverbio que dice “los ojos son el espejo del alma” y es cierto, miramos a los ojos para intentar captar más información sobre el pensamiento y el comportamiento de la persona.

La mirada es un estímulo especial, sabemos que hacia donde mira la otra persona, también va su atención.

Imagina que estás en la calle hablando con una amiga y de pronto mira a un autobús que pasa. Lo que va a ocurrir es que, de forma casi automática, mirarás al mismo lugar.

Recursos en la danza oriental: los ojos

Como ya sabemos que vamos a mirar hacia donde dirija la mirada la bailarina, usémoslo a nuestro favor.

Sobre el escenario funciona igual de bien utilizar el ángulo de la cara. Al final los ojos son pequeños y el patio de butacas enorme, puede que la mayoría no alcance para ver bien tus ojos.

Pero entendemos que hacia donde se oriente la cara irá también la mirada de la bailarina.

Así que, sobre el escenario, es más efectivo utilizar la cabeza para intensificar el efecto.

Por ejemplo, si vamos caminando haciendo brazos de serpiente, y giramos ligeramente la cabeza (o la mirada) hacia el lado del brazo que está subiendo, estamos dejando aún más claro qué brazo es el interesante, al que hay que mirar.

Pero ojo, no mires directamente a la parte que estás moviendo. En este ejemplo de los brazos de serpiente es suficiente con inclinar la cara en diagonal hacia ese lado, no hay que quedarse completamente de perfil para mirarte el brazo, el efecto es muy raro.

Y, por otro lado, si es la cadera, no bajes la cabeza para mirarla tampoco.

Otra recomendación es no subir ni bajar la cabeza o mirada.

La idea sería simplemente inclinar la cara a la diagonal del lado que quieras potenciar. Con eso es suficiente. Si nos pasamos con este recurso va a quedar muy extraño y siempre buscamos la coherencia.

Y por último con este recurso, te diría que el ángulo de la cara es más importante que la mirada en sí y que puedes girar la cabeza al lado que corresponda, pero mantener tu mirada al frente. Es como cuando estás mirando a alguien a los ojos y dices que no con la cara.

Esto dará un toque muy sensual a tu danza.

Aquí puedes leer la segunda parte de este post, donde te hablo del segundo recurso para dirigir la mirada del público, nuestros brazos.

Cuéntame bailarina, ¿conocías este recurso? ¿qué te ha parecido el tema?

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